Reflexión sobre el 14 de febrero y declaración camuflada

Es tarde por la noche y me encuentro donde siempre. Coincide que es 14 de Febrero, una fecha donde muchas parejas se declaran amor. Un día más en mi vida, salvo que hoy algo ronda insistentemente por mi cabeza. Es el recuerdo de aquella persona especial, que siempre me alegra la existencia, ya sea con una frase, una palabra, un gesto. Suena la música que nos gusta a ambos. Y mientras armo estas letras, pienso debe ser mucho lo que la extraño. No hay día en que no piense en ella, en alguna situación especial, en un contexto ideal, en el momento perfecto. Y el hecho de recordarla me revitaliza, me da aquella chispa que me hace percatar de que voy en el camino correcto, de que aquello que pienso e imagino no es imposible.
El día que nos conocimos fue normal, como cualquier otro en la vida de alguien que no hace otra cosa más que vivir para sí. Pero pasaron los días, las semanas, los meses, y me fuí lentamente dando cuenta de la gran persona que tenía al frente, de sus virtudes, de dus defectos, de sus detalles. Y nunca había pensado en llevarlo más allá de la realidad.
Pausadamente se dieron las circunstancias para conocernos más a fondo, y así armar de a poco una amistad de las que valen la pena, de esas que casi ya no existen. Una amistad privilegiada, desinteresada y real.
Tuve un sueño hace unos días, de esos que uno recuerda perfectamente y te tratan de decir algo. Fué quizás el sueño ideal, aquel día ella llegaba y ocurría lo que para mí parecía imposible, lo perfecto, aquello que sentía por primera vez en mi vida, esa sensación donde van pasando los minutos mas sientes que es eterno. Ese sueño me incitó a pensar que se puede llegar más allá que una simple amistad. Pero a la vez tengo miedo de seguir avanzando, miedo a que de por tratar de conseguir más termine perdiéndola tal arena entre los dedos, a destruir lo que parecía irrompible… Todas esas bonitas experiencias tiradas a la basura cual viejo y olvidado bosquejo.
Y finalmente me quedo ahí, sentado en el mismo lugar, imaginando, pensando, soñando, con la esperanza de que algun día lo imposible se vuelva una linda realidad.

Feliz día.