Por qué me terminé pasando a Apple

La decisión igual fue difícil. Mal que mal, llevaba más de quince años usando PC. Prácticamente nací con PC en la casa y, hasta el día que lo decidió todo, no tenía motivación alguna para adquirir un Mac. Sin embargo terminé haciéndolo igual. ¿Qué cambió?

Corría la mitad del mes recién pasado, y yo me encontraba programando algunas cosas para realizar una exposición en la universidad. Todo bien, iba bien con los tiempos y todo. Tenía preparado buen material, y había adquirido implementos bastante ostentosos para mi poder aquisitivo de aquel entonces. Invertí cerca de 450 mil pesos (aprox. unos USD 770) en equipamiento audiovisual, y estaba contento. Estaba decidido a hacer que mi proyecto funcionara. Pero el PC falló cuando no debía fallar. Cuando llevaba más del 70% de un vídeo institucional construído, el cual estaba destinado a ser un gran proyecto. Pero no ocurrió. Perdí todo acceso a la información donde estaba almacenado el trabajo en curso y mucho ya no podía hacer para recuperar el trabajo. Y me deprimí. No sentí ganas de usar más el PC que tenía hasta ese momento, algo así como cuando alguien te traiciona y ya no quieres hablarle, pero aplicado a la tecnología.

Hasta ese día, mi escritorio lucía así.

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A la semana después de este suceso, y luego de múltiples cálculos financieros decidí lo inevitable. Iba a reemplazar el PC. Cambié mi PC (un Dell Optiplex 790 SFF) por un iMac Late 2013 de 27″ y unas semanas después, mi laptop (un Dell Latitude E6430s) por un MacBook Pro Early 2011 de 13,3″.

Hasta el día de hoy se me hace un poco inusual trabajar en el iMac, pese a que ya había utilizado el sistema en ocasiones anteriores, y que no era el primer Mac que tenía (anteriormente había tenido un iBook G3 y un MacBook blanco de 2008). En el MacBook fue un proceso más simple, ya que es el aparato que suelo usar con más frecuencia.

Pero sí es interesante el hecho de que al computador le instalas su sistema y está listo para trabajar. Nada de configurar BIOS, nada de controladores, nada de drivers raros. Llegar, instalar y usar. Es una comodidad que te hace sentir satisfecho y que la inversión vale el esfuerzo, mal que mal, estaré mucho tiempo pagando el iMac. El MacBook no, porque lo compré con el dinero de la venta de mi anterior laptop.

Y con Windows la cosa tampoco es muy distinta. Instalarlo, ejecutar un paquete que instala todo lo necesario y ahí lo tienes. Listo para trabajar. Es una delicia trabajar así. Aunque no me ha tocado hacer trabajos en serio usando alguno de los computadores nuevos. No me arrepiento de la compra, aunque sé que estoy muy prematuro en la curva de aprendizaje, ya hay cosas que me resultan suamamente cómodas para mi trabajo diario.

Aunque, eso no significa que deje de usar PC. En mi trabajo sigo utilizando, y creo que seguiré usando, Windows.

Bueno, y también cambié mi viejo Sansa por un iPod touch.